Anna Ginsburg, la infinita creatividad

Graduada en Animación por el Edinburgh College of Art y establecida en Londres, Anna Ginsburg derrocha talento y creatividad por donde pasa, como si estas cualidades fueran líquidos vertidos sobre cualquier encargo que recibe, convirtiendo en arte todo lo que toca su mente.

Y es que, si algo define a la joven animadora, es que es infinitamente versátil y creativa. A pesar de que no es fácil distinguirla por un estilo concreto, el trabajo de la polifacética cineasta encuentra su denominador común en un matiz inusual difícil de definir que combina medios y técnicas, conjugando casi siempre lo tecnológico con un toque manual, ya sean trazos en acuarela, modelaje o dibujos sobre imágenes digitales.

Se trate de animación 2D, modelaje 3D, ilustración, edición sobre vídeo o lo que se le presente, cada pieza de Ginsburg marida al detalle geometría e interacción con los elementos artísticos que incorpora a la imagen base. Buen ejemplo de este apareamiento es su vídeo musical para el tema ‘Vamala’ de Champs.

Aunque el vídeo musical es su forma favorita de expresión -porque valora con cariño la visualización de una melodía como complementación de un sonido-, Ginsburg ha creado piezas de todo tipo. Desde cortometrajes propios hasta visuales para óperas de Benvenutto Cellini o conciertos de Disclousure, pasando por diversos videoclips más, un vídeo navideño para la ínclita campaña estacional de John Lewis o un comercial de pasta de dientes, entre otras perlas publicitarias.

Adepta confesa de la cultura pop, Ginsburg se inspira en la creatividad de Beyoncé, David Hockney, FKA Twigs e incluso Missy Elliot, además de sus colegas contemporáneos, para reflejar toda esa libertad creativa en sus piezas, que evocan un pensamiento casi rebelde que satisface el curioso “¿y qué pasaría si probara a combinar esta técnica con este artista en esta pieza para comunicar este mensaje? ¿Cómo quedaría?” Y es precisamente lo experimental de su trabajo y ese atrevimiento, lo que convierte a Ginsburg en mucho más que una animadora.

Entre sus trabajos más destacados cabe citar la pieza que le otorgó un Bafta por Mejor Nuevo Trabajo en la categoría de Nuevos Talentos, How Can You Swallow So Much Sleep? o su crítica sobre la falta de atención al placer femenino en el diálogo mundial sobre sexualidad, Private Parts.

Su portfolio respira satisfacción por doquier, y es que se nota que Anna Ginsburg disfruta de la animación como punto de convergencia de las disciplinas artísticas que más la atraen, siendo estas el dibujo, la escultura, el vídeo, la fotografía, la escritura creativa, la música, la cultura popular y el storytelling, es decir, prácticamente todas las que existen.

Y así, entre trabajos artísticos propios y obras comisionadas por clientes como Island Records, The Wellcome Trust, la BBC, Reebok y muchos más, Ginsburg deja la huella de creatividad en el panorama de la animación moderna londinense -y mundial-.