Tishk Barzanji: la ilustración como salvavidas

Tishk Barzanji es un artista visual kurdo con sede en Londres desde hace años, cuyo trabajo, a grandes rasgos, aúna Historia Antigua, Modernismo, la arquitectura Brutalista y una fuerte carga de experiencias vitales.

Su mudanza a la capital británica, supuso el inicio de su pasión por la arquitectura y el arte y también, el poner en marcha todas esas ideas que, tras haber estado madurando, ahora plasma en sus proyectos. El espacio, el color, las relaciones espaciales y las humanas, la deconstrucción y mutación del espacio, son temas recurrentes en sus obras.

Detrás de sus ilustraciones paisajísticas donde predominan escenarios urbanos surrealistas, se esconde un profundo conocimiento del aislamiento y la ansiedad en la que él mismo se vio inmerso durante un periodo de su vida.

Muros, escaleras que nos recuerdan a Escher y arquitectura imposible nos hablan en realidad de la experiencia de su creador, que halló la inspiración en la oscuridad de un aislamiento que le impedía relacionarse con un mundo exterior que por entonces solo le parecía inhóspito.

Sin embargo los colores pasteles que dan vida a sus ilustraciones, de estética suave chocan con el mensaje sombrío que guardan, ya que precisamente busca crear paisajes en los que no existan límites en cuanto a espacio y color.

Barzanji usa el arte como camino para la superación de los daños internos, cómo faro para visualizar de nuevo el espacio al que salir y en el que volver a vivir.

Sus piezas son creadas a mano con una base de acuarela o acrílico, antes de escanear y agregar un toque de color digital. Solo así consigue difuminar el arte 3D y la pintura, logrando una conexión muy especial entre lo analógico y lo digital.

Su definición de mundo soñado en el futuro es la de un mundo orgánico construido a raíz de viejos espacios que nos sobraban, que está conectado las 24 horas del día, siete días a la semana. Como una especie de red social o algún tipo de tecnología futura.